domingo, 10 de abril de 2011

Efemérides: 11 de abril, Batalla de Rivas y día de Juan Santamaría

El éxito y la victoria que tuvieron los costarricenses en la Batalla de Santa Rosa, les proporcionó mayor confianza para continuar la marcha hacia Nicaragua. En consecuencia don Juanito toma la iniciativa de enrumbar sus tropas hacia Rivas y continuar la lucha contra el enemigo invasor. con 25000 hombres El 11 de abril de 1856 se produjo un segundo enfrentamiento entre el ejército de Costa Rica y los filibusteros. Walker y su gente atacaron sorpresivamente la ciudad de Rivas, cuyo objetivo fue tomar prisionero al presidente Mora y su Estado Mayor, pero afortunadamente el ejército costarricense impidió que cumplieran su cometido. 

Los filibusteros ocuparon estratégicamente un edificio situado en el campo de batalla llamado el “Mesón de Guerra”(recibe este nombre porque era propiedad de una familia de apellido Guerra), desde el cual podían atacar a los costarricenses.  El 9 de abril de 1856, William Walker sale de Granada, Nicaragua, con la intención de atacar a los costarricenses que se encontraban en la ciudad nicaragüense de Rivas. La partida la hace con 550 hombres, a los que se unen en las cercanías de Nandaime 200 más que venían bajo las órdenes del coronel José Machado. La marcha se llevó a cabo por caminos polvorientos, con escasez de agua. Para ese día acampan en Ochomogo, y es la primera vez que tienen noticias de la presencia de Mora en Rivas.

El 10 de abril, acampan en la orilla sur del río Gil González, logrando apresar a un hombre, portador de unas proclamas del presidente Mora para los legitimistas de Masaya. Esta persona describe en forma detallada la ubicación del ejército costarricense; las casas que ocupaban Mora y su estado mayor; el lugar en donde se encontraban las municiones y cuántas eran. Sin olvidar las piezas de artillería que defendían algunas de las calles. Datos que sirvieron a Walker como base para elaborar el plan de ataque sobre la ciudad de Rivas. Esta persona fue posteriormente ahorcada.



El plan de ataque a la ciudad de Rivas se preparó a medianoche, en una reunión en la cual participaron el capitán Dewitt Clinton, general B. D. Fry, coronel Ed. J. Sanders, mayor W. K. Rogers, mayor John B. Markaham, mayor Brewster, mayor O Neal, coronel Bruno Natzmer y el coronel Machado, a los cuales Walker revela alguna información obtenida del capturado. Estos datos, además del conocimiento de Walker sobre la ciudad y las características de las casas por haber permanecido por algún tiempo en dicha ciudad y combatido anteriormente en este terreno, sirvieron a Walker de base para la elaboración de dicho plan.

Este plan fue el siguiente: Entrando por el camino de San Jorge, el teniente coronel Edward J. Sanders con cuatro compañías de rifleros se encargaría de capturar al presidente Mora, yendo por las calles situadas al norte de la plaza. El mayor A. S. Brewster con tres compañías de rifleros lo haría por el lado sur de la plaza, dirigiéndose al Cuartel General Costarricense. El coronel Bruno von Natzmer, junto con el mayor J. C. O'Neal con el segundo de rifleros, debería hacerlo por el extremo izquierdo de la ciudad. El coronel José Machado -quien había quedado destacado en Rivas a cargo de una fuerza de soldados leoneses, pero que ante la noticia de la proximidad de las fuerzas costarricenses optó por abandonar la ciudad- lo haría por la derecha de Sanders y entraría por un camino que conducía a la plaza por el lado norte. El capitán John P. Waters tomaría la iglesia de la población, mientras que el coronel Birkett D. Fry esperaría de reserva con sus compañías de infantería ligera.

Los norteamericanos habían tomado todas las previsiones posibles y así lo relata el soldado norteamericano James Carson Jamison, Crónicas y Comentarios (1956, pág. 183): “Un ataque simultáneo por todos los puntos, como el que se había planeado, prometía el éxito.”
Walker y sus tropas reinician la marcha el 11 de abril a las 3 de la mañana. Como guía iba el norteamericano doctor J. L. Cole, casado con una mujer nativa de la ciudad de Rivas. De camino reciben informes, de parte de unas mujeres provenientes de Rivas, de que los costarricenses ignoraban completamente los planes del ataque. Las crónicas señalan que el primer contacto entre ambos ejércitos se da en las cercanías del Obraje, entre los hombres de Waters que se habían separado un poco del ejército de Walker y un grupo de soldados costarricenses en misión de observación, al mando del mayor Juan Estrada y del capitán Macedonio Esquivel. La tardanza en el regreso de éstos al cuartel general motiva la salida en su búsqueda del mayor Clodomiro Escalante, al mando del batallón Santa Rosa integrado por 400 hombres. Pero ante la noticia de la proximidad de las tropas de Walker, se les ordena por medio del capitán Alejandro Aguilar regresar de nuevo a Rivas.



En horas de la mañana del 11 de abril de 1856 nuestros compatriotas fueron sorprendidos por el batallón enemigo. Esto provocó, confusión y desorientación de nuestros conciudadanos, pero se inició el contraataque con mucha valentía. La mayor parte de las fuerzas enemigas se concentró en una casona de huéspedes llamada Mesón propiedad de Francisco Guerra. Bien colocados en el Mesón, a los filibusteros les resultaba muy fácil controlar la situación, dando la señal de alerta con disparos en nuestra contra.

La batalla se prolongó por muchas horas, con abundantes bajas en ambos bandos. 500 bajas costarricenses y de 200 a 250 en el ejército filibustero, según narra Iván Molina en su libro "La Campaña Nacional 1856-1857".
Según Jerónimo Pérez, el combate se trabó de una manera horrible y desventajosa para los de Costa Rica, porque se lanzaron a pecho descubierto, a desalojar a los contrarios de la casa que ocupaban, desde cuyos techos hacían estragos en ellos. Pero, fue más fuerte el heroísmo y el valor de nuestros oficiales y soldados, que fueron motivados por el propio presidente Juan Rafael Mora Porras en persona. Con toda esta motivación los costarricenses tomaron la ofensiva y en pleno combate el General Cañas exclamó: "¡Muchachos, ¿No habría entre tantos valientes alguno que quiera arriesgar la vida, incendiando el Mesón para salvar a los compatriotas?". El soldado Juan Santamaría contestó en el acto: "Yo iré: pero les encargo a mi madre". De inmediato se le improvisa una tea, partió a la carrera y la aplicó al alero suroeste del Mesón, fue herido en el brazo derecho, pero siempre tuvo oportunidad de quemar el mesón, cayó en tierra mirando al cielo, con el convencimiento de que su obra habia sido consumada.

Fue así como los filibusteros no lograron su objetivo y huyeron del mesón. Posterior a la toma de la ciudad, el ejército costarricense tenía planeado asegurar primero el control sobre Rivas y los puertos de La Virgen y San Juan del Sur y, posteriormente, atacar Granada. Sin embargo, estos planes se frustraron por la llegada de una epidemia de cólera, que obligaría a regresar a Costa Rica, donde la enfermedad se cobró cerca de 10.000 víctimas (casi el 10% de la población del país en esa época). Mora y su hermano José Joaquín dejaron a José María Cañas al mando de las tropas costarricenses. La Campaña sería suspendida hasta el año siguiente, cuando se reanuda con la Campaña de la Vía del Tránsito, que tiene como objetivo el corte de suministros a los filibusteros a través del Río San Juan, fronterizo entre los dos países, y que a la postre determinaría el triunfo definitivo de los centroamericanos sobre los invasores.

Juan Santamaría

Nace en el año 1831, en Alajuela, hijo de Manuela Santamaría, se dice que fue hijo único. Según varios autores; era un hombre joven, humilde, trabajador, alegre y valiente. Murió en 1856, a la edad de 25 años.

Se enlistó en las tropas que estaban al mando de un valiente militar llamado José María Cañas; de origen salvadoreño y que ocupaba el rango de General, encargándose del tambor que marcaba el paso de los campesinos que conformaban las tropas alajuelenses. Su nombre se convirtió en histórico, en el enfrentamiento decisivo de la Campaña de 1856. El acto de sacrificio de Juan Santamaría consistió, en tomar la tea, en forma valiente para quemar el mesón de guerra. Con ello nos liberó de los filibusteros y de la esclavitud, terminando con las aspiraciones de William Walker quien se hallaba atrincherado con sus tropas en el mesón.

El reconocimiento de los méritos de Juan Santamaría como héroe de la Campaña Nacional 1856-1857, cuando su memoria fue en cierto modo excavada de un pasado indiferente y se le glorificó al punto de convertirlo en el héroe nacional de Costa Rica. surgió casi treinta años después de su hazaña en 1885.



En 1980 el entonces presidente de Costa Rica Rodrigo Carazo gestionó con su vecino presidente Daniel Ortega para hacer efectiva la repatriación de los restos mortales de Juan Santamaría para ser enterrado en un proyectado panteón a su nombre en Costa Rica. Los sandinistas les entregaron un cofre que contenía los restos de ese héroe, pero para su sorpresa, los médicos forenses descubrieron que los supuestos restos no eran de Juan Santamaría, ni de algún ser humano sino de un ciervo muerto, según su informe de investigación para verificar la autenticidad. 

El gobierno costarricense no tuvo más remedio que devolverlos a Nicaragua alegando que no son de su héroe, a pesar de la protesta del gobierno nicaraguense, que se defendió diciendo que son de Juan Santamaría, que en realidad está enterrado en algún punto de Nicaragua, que realmente nadie con ciencia exacta sabe. Actualmente es honrado con una estatua de bronce en un parque de Alajuela, la cual lleva su nombre y donde también hay placas con los nombres de muchos otros soldados muertos durante la campaña. El museo histórico de Alajuela lleva su nombre, y también se denomina así el aeropuerto ubicado en Alajuela.

Otra estatua igual a la del parque de Alajuela se encuentra en la Asamblea Legislativa de Costa Rica. Ambas estatuas fueron ordenadas por el Gobierno y colocadas en 1891. La de Aljuela fue colocada sobre un hermoso pedestal de piedra labrado a mano por el artesano italiano Giuseppe Bulgarelli.


 


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