lunes, 11 de abril de 2011

Actores de la última semana de vida de Jesús: Pedro

La última semana de vida del maestro Jesús en la tierra, está llena de las dolorosas y valientes pruebas para Jesús mismo y sus cercanos. En una semana, la vida de aquel hombre galileo cambio y cambio a un mundo entero. Desde sus llegada hay un antes y después, y no hace falta decir que en materia histórica, sino de una manera global.


Son muchos los actores que interactúan en esta última semana de vida de Jesús, en donde la vida de ellos se vió alterada, para bien, pero es importante entender como estas vidas, al relacionarse con el Rabí, cambian.


El primero en nuestra lista en Simón Pedro, aquel que tomaría el liderato del grupo de apóstoles, posterior a la muerte de Cristo.Conocido también como Cefas o Simón Pedro; y cuyo nombre de nacimiento era Shimón bar Ioná, fue –de acuerdo con el Nuevo Testamento– un pescador (Betsaida, c. 1 a. C. - Roma, 29 de junio de 67).

Pedro, originalmente llamado por el nombre griego Simón, en algunos pasajes se le llama Simón Pedro. Es el discípulo a quién Jesús dejó encargado de dirigir al resto de sus apóstoles y de su Iglesia. Conocemos de él a través de los relatos que encontramos en los cuatro Evangelios, en el libro de los Hechos de los Apóstoles y a través de las cartas de San Pablo. Pedro era galileo, nativo de Betsaida, ciudad situada en la costa del mar de Galilea también llamado mar de Genesaret, cerca de la desembocadura del río Jordán. Pedro y su hermano Andrés fueron de los primeros discípulos llamados por Jesús. Ambos hermanos eran pescadores en el mar de Galilea. De acuerdo con el evangelio según San Juan, fue Andrés el que presentó Jesús a Pedro. 




Entre los hechos más relevantes de los cuales Pedro fue testigo están la Transfiguración de Jesús, la pesca milagrosa, la curación de la suegra de Pedro, la prueba de fe sobre las aguas, la multiplicación de panes y peces para los 5000, entre otros. ¿Pero qué sucedió en la última semana de vida de Jesús?, Jesús, reprendió en varias ocasiones a Pedro por negarse a aceptar el final tan doloroso de Jesús, al morir como delincuente en una cruz. 




Acompaña a Cristo en su entrada triunfal a Jerusalem y los posteriores hechos durante los siguientes días. Durante la Ultima Cena, Pedro declara el amor leal a Jesús y su deseo de estar junto al Maestro sin importar nada a la pregunta de Jesús, ¿Me amas más que estos? (Jn 21, 15). Jesús le dice que lo negará en tres ocasiones y le pide que apaciente a las ovejas, ya que él fue elegido por Cristo para fundar su iglesia, en la roca firme y ni las puertas del infierno prevalecerán sobre ella.





En el huerto de Getsemaní, y durante el arresto, el corta la oreja de uno de los guardas del Sumo Sacerdote y nuevamente fue rependido por Jesús, "quien mata por la espada, muere por la espada". Después de negar a Cristo y con el dolor de haberlo traicionado, él y los otros se esconden, por temor a los judíos. El es testigo del sepulcro vacío, cuando la Magdalena, le dice de lo que ha sido testigo. A partir de ese momento su guía se empieza fortalecer y elige al sustituto de Judas el traidor, Matías.




Así empezó la vida de milagros y de llevar el evangelio por todo el mundo conocido Grecia, Roma, Antioquía, Lidia, Jaffa y Cesárea, entre otras. Es el primer dicípulo en obrar un milagro. llegado el momento, Pedro se dirige a Roma, durante el periodo de Nerón, en donde ya habían cristianos y la nueva Fe avanza a grandes pasos. Nerón inicia una purga de cristianos, enviándolos al Coliseo, donde en espectáculos sangrientos mató a miles. Pedro huyéndo de Roma por la Via Apia y temeroso de lo que Nerón le pueda hacer es nuevamente reprendido por Jesús. Este ve a Jesucristo que cargaba con una cruz.

Entonces le pregunto "Quo Vadis Domine", ¿A donde vas Señor? y Cristo le contestó: Mi pueblo en Roma te necesita, si abandonas a mis ovejas yo iré a Roma para ser crucificado de nuevo. San Pedro avergonzado de su actitud, volvió a Roma y de inmediato fué detenido por Nerón. Se dice que condenado a ser crucificado dijo que no era digno de morir como su maestro, por lo que los romános optarón por crucificarlo cabeza abajo. Fue enterrado en una necrópolis existente en la colina Vaticana donde siglos más tarde el emperador Constantino I el Grande levantaró una basílica en su honor. 


Excavaciones realizadas a partir de los años 1940, por órdenes del Papa Pío XII, permitieron descubrir el lugar exacto de lugar donde estaban depositados unos restos que se suponen pertenecientes a Simón Pedro, justamente bajo el altar de la Confesión de la actual Basílica de San Pedro en el Vaticano. 

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