lunes, 18 de abril de 2011

Actores de la última semana de vida de Jesús: Judas Iscariote

“El hombre de Queriyyot o Keriot”, era el único apóstol que no venía de Galilea. Es un tanto difícil escribir sobre un a persona tan cerrada como Judas, que al final, traicionó a aquel que le había brindado la confianza de ser parte de un grupo muy selecto y que al final traicionó a su Maestro y al grupo, pero fue prueba en el trabajo de su grupo.

Judas fue elegido por Jesús como tesorero del grupo, pero este, se dice que robaba el dinero destinado a los pobres (Juan 12:6), inclusive se ha llegado a creer que Judas tenía ya un terreno, y que ahi se mató, después de la traición.


Muchos son los motivos que pudieron llevar a Judas a cometer tal acto. Según Benedicto XVI, es un error pensar que el gran privilegio de vivir en compañía de Jesús es suficiente para que una persona sea santa”. Hace falta responder a la gracia. Una podría ser la necesidad de tener dinero a toda costa. La desilución de ver a Jesús, ya no como el libertador del pueblo oprimido por el yugo romano, sino como un libertador espiritual, cosa a la cual Judas, no estaba muy de acuerdopudo ayudar a tomar tal desicición. Acordémonos, que Jesús entra en Jerusalem, montado en un asno, entonces Judas se plantea como un libertador, el líder de una revuelta, entraría victorioso así, pero al ver el gentío que lo acompaña, nuevamente cambia de pensar.

Otra que está relacionada, con esta última, dice que Judas al entregar a Jesús, pudo pensar que este repondería al ataque y así, iniciaría el proceso liberador hebreo del invasor opresor, así como de los esbirros como Herodes Antípas. Al ver que Jesús se entrega mansamente, este se desespera y entra en razón del acto que ha cometido.




Igualmente, se plantea el hecho, de que Judas fue reprendido constantemente por Jesús sobre su comportamiento, cosa que probablemente, tampoco le gustaría mucho. De hecho, cuando los apóstoles le cuentan a Jesús sobre la misión de ir en pares sanando y expulsando demonios, Judas le cuenta que él no le ha ido muy bien y que además, han reprendido a uno, que en nombre de Jesús expulsa demonios y sana. Jesús lo interpela y le dice que no reprendan a aquellos que en nombre de él llevan la Buena Nueva.

Algo si queda claro, para tal desición, que Judas fue tentado por el demonio: «El diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle» (Juan 13,2). Del mismo modo, Lucas escribe: «Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los doce» (Lucas 22, 3).En todo caso, la traición de Judas sigue siendo un misterio. Jesús le trató como a un amigo (Cf. Mateo 26, 50), pero en sus invitaciones a seguirle por el camino de las bienaventuranzas no forzaba su voluntad ni le impedía caer en las tentaciones de Satanás, respetando así la libertad humana.


Durante la última cena, Jesús anuncia la traición y dice que aquel que mojara junto con él el pan sería el traidor, inmediatamente toma la mano de Judas y le dice que haga lo que tiene que hacer deprisa. Judas vende por 30 monedas de plata al Maestro al Sanedrín, y les dice que aquel que besara, es Jesús. Judas llega con una comitiva de soldados levitas del Templo a Getsemaní, y procede a besar a Jesús, a lo que Jesús le dice "con un beso entregas al Hijo del Hombre". Al ver Judas, que todo se ha salido de control, se devuelve al Sanedrín para negociar la libertad de Jesús,pero ya es demasiado tarde.


Al ver que ya ha sido Jesús sentenciado a muerte y desesperado ante la magnitud de su acto, se suicidó ahorcándose (Mateo 27:5) en un árbol (abril de 29–33?). Según otra versión, Judas compró un campo con el dinero que obtuvo gracias a su traición, pero «cayendo de cabeza, se reventó por en medio, y todas sus entrañas se derramaron» (Hechos 1:18), por lo que «aquel campo fue llamado en su lengua Acéldama, que quiere decir Campo de Sangre». (Hechos 1:19).

Benedicto XVI  nos dice sobre Judas y su actuación: "A nosotros no nos corresponde juzgar su gesto, poniéndonos en lugar de Dios, quien es infinitamente misericordioso y justo." Si bien en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, será Jesús quien los juzgue. A cada uno de nosotros nos corresponde contrabalancear el mal con nuestra de entrega a Jesucristo. 
 


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